miércoles, 6 de julio de 2011

Por qué la mantequilla ya no se pone rancia. ROSA MONTERO

ROSA MONTERO MANERAS DE VIVIR
Por qué la mantequilla ya no se pone rancia      
ROSA MONTERO 29/05/2011


Probablemente habrás visto en algún capítulo de la serie House cómo el insoportable doctor envía a sus ayudantes al domicilio de uno de sus pacientes, para intentar localizar allí el veneno químico que ha podido provocar su rara enfermedad. Pues bien, la noticia inquietante es que esas dolencias en realidad no son tan raras. Hace unas semanas, mientras firmaba en Sant Jordi en Barcelona, se me acercaron dos chicas con una mascarilla sanitaria cubriéndoles nariz y boca. Impresionaban bastante, porque además estaban delgadas y no tenían un aspecto muy saludable. Venían buscando ayuda para su lucha, que es la reivindicación de la importancia de unas enfermedades a las que la sociedad hace muy poco caso: los trastornos de sensibilización central, que son la fibromialgia (FM), el síndrome de fatiga crónica (SFC), la sensibilidad química múltiple (SQM) y la electrohipersensibilidad (EHS). Son achaques complejos, con un centenar de síntomas diversos que pueden darse a la vez o sólo unos cuantos, con mayor o menor intensidad, pero que en ocasiones llegan a ser totalmente inhabilitantes. Cefaleas, agudos dolores articulares, broncoespasmos, dificultades para respirar, arritmias, alteraciones en el hígado, problemas gastrointestinales, fatiga insuperable, visión borrosa... Esto es solo un pequeño aperitivo de los problemas que estos enfermos padecen.

Rosa Montero 

A FONDO

Nacimiento:  03-01-1951       
Lugar:  Madrid

"Estos enfermos llevan décadas intentando que se reconozca su estado y su incapacidad"

Y lo más terrible es que, durante muchos años, han sido considerados unos quejicas, unos neuróticos, unos hipocondriacos, gente, en fin, que no tenía nada, aparte de una cabeza alborotada y delirante. Suele suceder que, cuando los médicos desconocen el mal al que se enfrentan, los enfermos terminen siendo culpabilizados por sus síntomas, como si sus padecimientos fueran responsabilidad suya. Y desde luego, muchos de esos pacientes han terminado desquiciados, porque debe de ser enloquecedor sentir, primero, que tu cuerpo se declara en rebeldía; que de repente, sin saber por qué y sin que ningún doctor parezca entenderlo, todo empieza a dejar de funcionar; y que, y esto es lo peor, nadie te toma en serio a pesar de estar sumido en ese tormento físico. Estos enfermos llevan décadas intentando que la Seguridad Social reconozca su estado y que, en las situaciones inhabilitantes, se les conceda la incapacidad. Es un combate más que han de librar todos los días. Un muro de incomprensión y desconfianza contra el que estamparse.
Por lo menos, y después de mucho batallar, la fibromialgia y la fatiga crónica ya han sido reconocidas como enfermedades en la clasificación internacional de la OMS, y poco a poco la clase médica y la sociedad van comprendiendo que, en efecto, son terribles dolencias reales y no invenciones de espíritus histéricos. Pero la sensibilidad química y la electrohipersensibilidad todavía son consideradas como meros trastornos, con todo lo que ello conlleva de falta de ayuda médica y social. Esta lentitud en reconocer las dolencias no es nueva; ya ha sucedido con anterioridad con otras enfermedades, como el lupus o la esclerosis, que hoy nadie pone en cuestionamiento, pero cuyos síntomas tampoco se entendieron en otros tiempos.
Piensan además estos enfermos, y no debe de faltarles la razón, que en la sociedad hay fuerzas poderosas que intentan minimizar sus reclamaciones, y con ello se refieren a las grandes compañías químicas. Porque este tipo de enfermedades, de incidencia claramente creciente, se deben a nuestra forma de vida; a la contaminación ambiental, a la exposición cotidiana a productos químicos, que se multiplica día tras día. Recuerdo que hace 25 años, en Estados Unidos, me asombraba ver que allí la mantequilla no se ponía nunca rancia, cosa que consideraba aberrante, porque estaba acostumbrada a que la mantequilla se enranciara naturalmente al contacto con el aire. Bien, eso hoy ya lo hemos perdido: la mantequilla española ya no se pone rancia. Al coste, desde luego, de ingerir quién sabe qué cantidad de conservantes.
Es un detalle minúsculo, pero revelador. Vivimos vidas cada día más artificiales y los productos tóxicos nos rodean por todas partes. Algunos expertos sostienen que la incidencia de estas dolencias de sensibilización central está entre el 1 y el 5 por mil. Y es de temer que las cifras no hagan sino aumentar. Son enfermedades que, en sus casos más graves, te anulan, te invalidan, te encierran en tu casa de por vida. Digamos que son enfermos cómodos para el sistema, porque son invisibles. Y sin embargo, pese al coste que tiene para ellos echarse a la calle a protestar, lo están haciendo. Con su dolor, su agotamiento, su asfixia y sus mascarillas a cuestas. Quizá los hayas visto: el pasado 7 de mayo hicieron una concentración de protesta en Madrid. No los olvides.
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Pesticidas, detergentes, plásticos y otras hormonas,Dr. NICOLÁS OLEA

La enfermedad llamada SQM o intolerancia ambiental idiopática, es provocada por una hipersensibilidad a las sustancias tóxicas. Los afectados por SQM alertamos a la población de los peligros implícitos que conlleva el estilo de vida actual. Una vida alejada de sustancias tóxicas innecesarias es posible e indispensable para que cualquiera pueda cumplir el derecho más básico que todo ser humano debe tener: el derecho a una vida digna. A pesar del esfuerzo que se viene realizando por las personas afectadas, nos encontramos con actitudes más parecidas a vasallos obedientes, acallados, atemorizados, ante lo que ven cuando nos miran.
Nos dirigieron que parte de la independencia de la mujer se basaba en el trabajo fuera de casa, retirando así con horarios que nada tiene que ver con el desarrollo afectivo de un bebe, la responsabilidad de los padres para pasársela al estado, nos dijeron que para nuestra independencia teníamos que retirar la lactancia materna ya que nos sometía a horarios y dependencia del bebe, cuando la naturaleza no ha dicho nunca eso, obedecimos (hablo en general ya que yo no lo hice) en vez de replantearnos si eso era realmente lo que queríamos. Ahora con estas declaraciones del trabajo del Dr. Olea, se pone todo en otra encrucijada, la lactancia materna ha estado envenenando a nuestros hijos, ¿Dónde esta el punto medio? ¿Qué hacer para acertar? Los biberones también son perjudiciales y la leche artificial contiene harinas que molestan notablemente al intestino del bebe ( solo las tolera a partir del año de vida).
Ya toca ponernos serios con tanta destrucción, hemos de tomar en nuestras manos las riendas de nuestro destino, es también el destino de las siguientes generaciones.
Texto: Pilar Remiro


Pesticidas, detergentes, plásticos y otras hormonas,

Dr. NICOLÁS OLEA



Las nuevas “enfermedades mentales” que se preparan, otra pandemia precocinada

Publicado por Miguel Jara el 4 de julio de 2011
Como les adelantaba en un comentario al post en el que me hago el test de la hiperactividad, en el último número de la revista Discovery DSalud, correspondiente a los meses de julio y agosto, que acaba de llegarme, publico un extenso reportaje sobre la campaña STOP DSM. Trata sobre los psiquiatras, psicólogos clínicos, médicos de familia, educadores, psicoanalistas y trabajadores sociales -entre otros profesionales- que han creado un movimiento bautizado como STOP DSM cuyo objetivo es denunciar que el Manual de diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales -el conocido DSM del que en el 2013 se publicará su quinta versión y que para los psiquiatras es “la biblia de los trastornos mentales”- pretende que cualquier malestar emocional o psicológico sea considerado a partir de su publicación una “enfermedad” que requiere medicación +info

La fumigación de hospitales

Publicado por Miguel Jara el 3 de mayo de 2011
Hace unos días Pilar Remiro me envió la propuesta formal que ha realizado a la Inspección de Trabajo para que se investiguen las fumigaciones que tienen lugar en los hospiatles y que ponen en peligro de intoxicación a trabajadores y pacientes +info